Tres estudiantes universitarios querían demostrar que las personas buenas son más que las malas. Probaron una idea en una oficina donde la gente compraba comida y depositaba voluntariamente el dinero en un tarro de cristal y, si necesitaban monedas, podían llevárselas sin supervisión alguna. Fue un gran éxito, a la gente le encantó y cuando se dieron cuenta ya tenían más de 40 tiendas en diferentes oficinas de la ciudad. El nuevo desafío consistía en posicionarlos de manera que pudieran entrar en todas las oficinas de la ciudad.

Estrategia de marca y creación de un nuevo nombre, logotipo, sitio web y diseño de sistema de identificación. Desarrollo de un expositor ergonómico y de fácil manipulación. Diseño de menús y presentaciones comerciales para generar ventas.

Gran expansión de 40 tiendas a más de 200 en el primer año. Podrían entrar en empresas de alta gama. También crearon el «honestómetro» que indicaba el nivel de honestidad de cada empresa para convertirse en un proyecto de recursos humanos.